Entre la espada y la pared

—¿Con un hombre que ella despreciaba? Las palabras fueron como un golpe en el estómago.

—Sí. Pero fue más de lo que esperaba. Como una pequeña fiera, me hizo la vida miserable. Al principio. Cortó mis tarjetas de crédito, tiró mi teléfono al río y quemó mi coche.

—Bueno —dijo Amanda—. Parece que la ...