Capítulo 30 Perder todo

En la barandilla del tercer piso, Alexander observaba todo con ojos fríos, su rostro indiferente.

Se dio la vuelta con su copa de vino y se marchó.

Sin embargo, el pie de la mujer no pisó la mano de Elizabeth, ya que otro hombre con traje la detuvo.

El hombre reprendió ligeramente a la mujer:

—¡E...

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