16. Un primo de Satanás

Emara Stone

—¿Qué le pasa a Henry?— me pregunta mi madre, genuinamente desconcertada.

—No es el Henry que quiero, mamá— afirmo, alejándome.

¡Quiero al Cavill!

Un dios griego de 1.83 metros con ojos azules, abdominales marcados las 24 horas del día y con la menor cantidad de ropa posible.

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