191

Sydney

—Me llamó engendro —murmuré, entrando con pasos pesados en el vestíbulo de mi edificio de apartamentos—. Un engendro. Ese imbécil irrespetuoso y detestable. Lo odio tanto.

Incluso mientras decía esas palabras, en el fondo, sabía que no era verdad. Intenté con todas mis fuerzas odiar a Cole,...