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Podría tomarlo y pisotearlo y decir: —Ja, ja. Bromeando. Pero no lo hará. Mi lobo y yo lo sabemos.

Y eso no es confianza, pero es algo. Lo suficiente como para que afloje mi agarre.

La satisfacción brilla en sus ojos. Se arrugan más en las esquinas. Mi corazón se salta un latido.

Él sostiene la pant...