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El recuerdo flota entre nosotros. La cama de la anciana, su suave colcha, el dolor horrible y el té fresco.

—No lo fue. Pero tampoco fue malo. Es el camino que tuve que tomar para llegar aquí.

—A mí —dice él.

—A ti —asiento—. ¿Recuerdas? ¿La cabaña de Abertha? ¿Después del ataque?

—Sí, lo recuer...