Capítulo 35: Inesperado

—¡Déjame ir!— gritó Isabella con todas sus fuerzas.

Estaba luchando por liberar sus manos de las cuerdas que las aprisionaban detrás de su espalda. Era inútil, no había resultado alguno más que hacerla sentir débil y patética.

—¿Q-qué es este lugar? ¿Y de qué estás hablando? ¡M-mi hermana está bie...