CAPÍTULO 18. SOLEDAD.

Matteo vio esos ojos grises centelleando de la rabia, intentó hablar, pero su voz no salía fuerte, además Gálata no prestaba atención a sus palabras, estaba alterada y comenzó a golpearlo en el pecho con fuerza, no hizo intento de detenerla, porque aparte de sentirse adolorido, le pareció bien dejar...

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