Capitulo 2

Comenzó con James furioso, fuera de sí mismo, empujando a Dafne contra pared y llamándola "puta inútil." Terminó con un James igual de furioso y excitado follando ferozmente a Dafne en los vestidores de fútbol americano, mientras decía con voz ronca "¿cómo mierda puedes estar tan apretada con lo puta que eres?" Se suponía que solo pasaría una vez, una manera sucia y vulgar de desquitarse mutuamente. Pero de alguna manera, terminó sucediendo de nuevo. Otra vez. Y otra vez, por que Dafne Malraux era como una maldita droga y él era jodidamente adicto a ella. Cuando quiso darse cuenta, estaba hundido hasta el cuello y dependía de esas sesiones de sexo rudo para respirar con normalidad.

—Joder, te odio... Eres la viva personificación de la basura —dijo James, después de que terminaron, mientras se quitaba el condón y hacia un nudo en el mismo, arrojándolo posteriormente al piso con desdén.

—Si, únete al club maldito pedazo de imbécil —respondió Malraux burlándose de las palabras del chico, aunque sus palabras dolían, no le daría el gusto de mostrar cuanto le afectaban. —Puede que sea la definición de la basura, aún así eso no te impide buscarme como un perro en celo y necesitado, ¿verdad?

—Solo porque todos saben que eres una perra, puta y fácil, Malraux. Lo harías con cualquiera. Para nadie es novedad que le abres las piernas al que te lo pida —se acerca a ella y la toma con brusquedad de la barbilla, apretando más de lo necesario. —No vales nada, solo eres un agujero húmedo y apretado donde meterla cuando cualquier hombre está caliente. —Se apartó de ella y la miró con asco.

—¡Vamos, Blake! Sí eso es lo que soy, ¿en qué te convierte a ti? Alguien con estándares muy bajos. Tienes un autoestima bastante dañado, al parecer no eres más que un perdedor.

James se burló de ella y se alejó sin mirar atrás...

Actualidad...

James estrelló su vaso vacío contra la pared, ya era de noche y no quedaba nadie en la empresa, solo los guardias, pero ellos no transitaban por la zona VIP de la empresa. ¿Realmente el hijo de Dafne Malraux era suyo? Siendo así porque diablos no le dijo nada, era extraño, demasiado extraño. Si él hubiera sido el padre de ese niño, Leithan Malraux le abría obligado a contraer matrimonio con Dafne, el hombre era anticuado en sus costumbres, de igual modo era influyente y poderoso.

Era natural que desconfiara, Dafne en aquella época se acostó con cuánto tipo de le cruzó. Ese niño podría ser de cualquiera, quizás Dafne y Pamela, solo buscaban sacar dinero, o bien, ganar renombre. Pensar en aquella opción le hizo sentir furioso, mañana asistiría al juzgado y se haría el maldito examen de ADN para demostrar que él no tenía nada que ver con una mujer como esa. Hace muchísimos años Dafne había salido de su vida y honestamente no la quería de vuelta.

•••

El sonido de la alarma de su teléfono celular logró despertarlo abruptamente. James llevó sus manos a la cabeza y jadeó adolorido. Había bebido entre semana y la resaca matutina le pasaba la cuenta. Se levantó de la cama con prisa y se adentró en el cuarto de baño, se dió una ducha rápida y se vistió con uno de sus finos trajes hecho a medida. Peinó su cabello oscuro y aplicó un poco de perfume, lo único positivo de aquel día era que se juntaría con Gema, su novia para almorzar.

Salió de casa sin despedirse de su padre, realmente no deseaba un sermón por parte del hombre tan temprano por la mañana. Se montó en su auto y condujo directo al juzgado de familia. Mentiría si dijera que no estaba nervioso, de igual modo mentiría si no admitía que en los últimos diez años pensó demasiado en Dafne Malraux, aún estando con Gema no pudo sacar a aquella mujer de su cabeza.

¿Cómo había terminado Dafne en el hospital? ¿Sufrió algún tipo de accidente? Se maldijo mentalmente por no haber preguntado el día de ayer a la mujer de servicios sociales. Estacionó su automóvil y bajó con prisa de el, estaba nervioso y las palmas de sus grandes manos comenzaban a sudar. Hoy conocería al niño que supuestamente era su hijo y por algún motivo, tal situación le generaba una intensa ansiedad.

—Bienvenido señor Blake —la mujer que lo visitó en la oficina estaba frente a él con una radiante sonrisa.

—Buenos días señora Paltrow. —Estrechó la mano de la mujer en un gesto totalmente formal.

—Acompañeme, la tutora momentánea de "su hijo" ya está en la sala de espera junto al niño. —La mujer giró sobre sus talones con cierta gracia y emprendió el camino hacia el interior del recinto.

James la siguió en completo silencio, mientras en el interior de su cabeza se desataba una batalla de pensamientos y emociones contradictorios. Sentía sus extremidades temblar y una pesadez que se alojaba en el centro de su pecho. La señora Paltrow comenzó a hablar, pero James no lograba escucharla, su voz se oía como un eco lejano y honestamente no podía importarle más poco.

—Al menos tuviste la decencia de asistir... —La voz gangosa de Pamela Massimo lo regresó a la realidad.

James alzó la mirada observando con cierto fastidio, pero rápidamente su mirada se desvió mucho más abajo, donde un niño que aparentaba menos de su edad se aferraba al vestido primaveral que Pamela llevaba. El pequeño fijó la mirada en James, sus bonitos ojos grises, tan grises como los de su madre, si carita pálida y su alborotado cabello castaño oscuro. Ese niño era la viva imagen de él, él lucía exactamente igual a esa edad. En ese momento supo que ese niño era su hijo y por primera vez en diez años se sentía jodidamente miserable.

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