Soy tuyo

Layan se había acostumbrado a las reacciones impredecible de Priscila, o eso creía él. Lo menos que se le pasó por la cabeza fue que la loba lo fuera a besar y más en su estado. No era que la fuera a rechazar, solo que la forma que ella lo hacía era como si supiera hacerlo y muy bien.

¿Dónde demonio...

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