Capítulo 5 Traición se paga con traición parte 1

Me miro al espejo por última vez y le sonrío a mi reflejo, definitivamente me encanta lo que veo, termino de aplicar mi labial y aliso un poco mi cabello con mis manos. Rocío solo un poco de mi perfume favorito en mis muñecas y otro poco en el escote, para luego bajar al recibidor y esperar pacientemente a Jack, quien no debe tardar en llegar.

Después de más de media hora de retraso camino de un lado al otro un tanto ansiosa, tomo mi celular y justo cuando estoy por llamarlo, me llega un mensaje suyo, «Lo siento cariño, pero tuve una junta de emergencia con algunos clientes y es posible que llegué bastante tarde, no me esperes despierta». Sin poder evitarlo, las lágrimas acuden a mis ojos arruinando el maquillaje que con tanto esmero me realice, limpio mis mejillas y me apresuro al comedor, sin pensar en mis actos jalo el mantel de la mesa y toda la cena que había preparado para celebrar nuestro décimo aniversario de matrimonio yace en el piso.

Me dejo caer y ahora si me permito llorar como Dios manda al tiempo que golpeo el piso con mi puño «¿Cómo se le pudo olvidar nuestro aniversario?», desde hace varias semanas venía planeando esto, salí antes del despacho para poder sorprenderlo con su comida favorita y él simplemente no se digna ni a llamarme una sola vez en el día.

Cuando por fin me tranquilizo, me levanto y recojo todo el desastre que he dejado, al terminar subo corriendo hasta mi habitación, tomo mi bata de dormir, pero al ver a la hermosa mujer de ojos llorosos que me devuelve la mirada en ese espejo de cuerpo completo, vestida con un hermoso vestido negro ceñido a mi cuerpo y resaltando mis atributos una loca idea se me cruza por la cabeza. Arreglo mi maquillaje, tomo un pequeño bolso (donde solo cabe mi celular) y un abrigo. Sopeso la posibilidad de llevarme mi auto, pero siendo sincera no me creo capaz de manejar en este momento, por lo que pido un taxi.

—¿A dónde la llevo, señorita? —pregunta el chofer diez minutos después en cuanto subo a la parte trasera.

—A cualquier bar donde pueda ahogarme en alcohol —respondo secamente.

—Conozco uno, es bastante bueno, se llama Passione Proibita.

—Entonces ese está bien.

Después de media hora de viaje llegamos al lugar y justo como el conductor me comentaba se ve bastante agradable el lugar, espero unos minutos a que me permitan pasar y sin perder tiempo me encamino a la barra.

—Un tequila doble, por favor —le pido al chico.

Comienzo por observar todo a mi alrededor y de un momento a otro mi respiración se detiene y la sangre se me hiela, mis ojos se aguadan y por segunda vez en esta noche las lágrimas inundan mis ojos, en uno de los palcos veo a Jack y no en compañía de sus dichosos clientes, en sus piernas se encuentra una chica pelirroja un poco más joven que yo y por la forma en que se besan y acarician, me parece que tienen tiempo de conocerse, me giro en mi asiento y de un golpe me tomo mi tequila.

—Dame una botella de tequila.

—¿Mal de amores? —pregunta el chico en cuanto deja la botella frente a mí.

—Más que mal de amores, ¿cómo le llamarías a que, en tu décimo aniversario de bodas, tu marido te mienta cínicamente diciendo que tiene una junta con sus clientes y en este momento lo estoy viendo en compañía de su amante?

—Yo le llamaría imbécil —responde tajante.

—Más que imbécil, es un hijo de perra —sorbo mi nariz, observo el pañuelo que me tiende el chico y se lo acepto—, ¿cómo te diste cuenta de que lloraba por algo así? —inquiero después de unos segundos con la voz un poco rota.

—No es difícil de adivinar, tengo más de cinco años en este empleo y siempre cada noche es lo mismo, es como aquel tipo de allá —me señala con el dedo y observo a un hombre bastante atractivo que tiene en su mano un vaso de whisky y su mirada se ve perdida—, también es por mal de amores, —lo observo con la ceja arqueada por lo que se explica—: en la mirada de las personas te das cuenta, es muy fácil, es como aquella chica de allá, la que se encuentra en la pista con todos esos chicos a su alrededor, también está aquí por un mal de amores —me confiesa. Después se da la vuelta y continúa atendiendo los pedidos.

Cuando llevo más de media botella de tequila y siento que mi cerebro ya no reacciona, me levanto, tomo la botella y le doy un largo trago para darme valor, he decidido encarar al infiel de mi esposo y a la zorra con la que se encuentra. No he avanzado ni un metro cuando siento que mis piernas me fallan y casi caigo al piso, me alcanzo a sostener de algo o mejor dicho de alguien y cuando enfoco mi mirada en esa persona observo unos hermosos ojos verdes.

—L-lo siento guapo, e-estoy un poco ebria —Me disculpo para después beber otro trago de la botella—. Ahora, si me disculpas, debo de encarar al malparido de mi marido y a la lagartona con la que me está poniendo los cachos en este día tan “especial” como lo es nuestro aniversario de bodas.

—¿Si te dejo seguir, que es lo que piensas hacer? —pregunta con una voz tan varonil que mi piel se eriza al instante.

—Fácil, decirle todas sus verdades a ese imbécil y barrer el piso con esa zorra, es lo que se merecen —ante mi comentario comienza a reír y niega con su cabeza—, ¿ahora si podrías soltarme? —le pido cuando intento seguir mi camino, pero me doy cuenta de que su brazo me mantiene pegada a su costado derecho.

—¿No crees que lo mejor sería que le pagases con la misma moneda? —susurra en mi oído para hacerse escuchar sobre el ruido del lugar.

—No entiendo a qué te refieres —respondo ladeando un poco mi cabeza para verlo mejor.

—Me refiero a que, si el poco hombre de tu marido es capaz de engañar a una mujer como tú, ¿por qué no hacerle lo mismo?, eres una mujer sumamente hermosa y atractiva, te aseguro que aquí más de uno desearía hacerte compañía.

—Si hago eso, me convertiré en alguien igual a él.

—¿Y? ¿Qué te detiene? Él fue el primero en fallarte, ¿por qué deberías de guardarle fidelidad cuando él no lo hizo y menos aún en su aniversario de bodas?

Me permito cerrar los ojos y medito un momento sus palabras, pero al instante me arrepiento dado que ante mí aparece Jack besándose con esa mujer, tal parece que esa escena se ha quedado grabada con fuego en mi retina, una lágrima vuelve a rodar por mi mejilla cuando estoy por limpiarla con el dorso de mi mano, siento como ese hombre posa su dedo en ella, abro los ojos y me sorprendo al ver que lleva su dedo a sus labios para probarla.

—Ninguna mujer debería de derramar una sola lágrima por un hombre que no la valora. —Se levanta de su asiento y sin esperarlo me toma por el cuello para después besarme con desesperación, dejo en la barra mi botella de tequila y envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, dejándome embriagar por su sabor a cigarrillo y whisky, el cual se funde a la perfección con el mío.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo