5.No Es Correcto

El ruido del golpe en la puerta de mi habitación me hace sobresaltar. —¡Ya voy! — Grito imaginando que es uno de los chicos de la producción con quienes iremos a bailar que vino a asegurarse de que esté lista para salir.

—¡Lara, date prisa Xavi esta insoportable! — Me grita Elían y respiro profundo al darme cuenta de que es él quien esta del otro lado.

Me miro en el espejo y realmente no sé si exagere un poco vistiéndome así o no, pero ya no hay marcha atrás. Mi vestido es sumamente corto y mi espalda está prácticamente al descubierto, la coleta en mi cabello hace que todo sea aún más visible y mi maquillaje es algo dramático, pero sin ser vulgar.

—Que sea lo que deba ser. — Me digo a mí misma en un susurro y tomo mi pequeño bolso de mano para salir a afrontar la presencia de Elían.

Al abrir la puerta lo veo apoyado contra la pared del pasillo y al mirarme noto las dudas en sus ojos —¡Guau!— Exclama y entrecierra sus ojos. —Lara, dime algo...— Dice bajito y no sé ni cómo reaccionar.

—¿Qué? — Pregunto, pero estoy perdida en lo perfecto que es. Su cabello castaño claro esta perfectamente peinado, sus ojos avellana me miran fijamente y esa barba… uff… es que a todo esto debo sumarle que su metro ochenta y cinco de altura vestido con esos pantalones negros y camisa blanca remangada es toda una de arte.

—¿Tu no estarás enamorada de uno de los chicos de la producción? ¿no? — Me pregunta de la nada.

—¿Eh? ¿De qué hablas? — Pregunto totalmente confundida y teniendo que reaccionar rápidamente a sus palabras.

Se separa de la pared y camina hacia mí y repentinamente toma una de mis manos y levanta mi brazo hasta hacer que dé una vuelta mientras me mira —Tú no te vistes así porque si... ¿A quién quieres enamorar? — Me pregunta dejándome helada.

—Elían, por favor... no seas tonto, ¿olvidas que soy tu asesora de imagen? Lo mío también es crear estilos que se vean maravillosos y eso también lo hago conmigo. — Me defiendo y suelto su mano para comenzar a caminar el pasillo hacia el elevador ignorándolo.

—Es que me harás discutir con toda la discoteca. — Se queja entre risas y al parecer ha apurado su paso para llegar a mi lado.

—Bobo...— Digo entre risas y entro al elevador.

Él entra detrás de mí y se apoya en la pared opuesta de la que yo estoy apoyada. —¿Es Xavi? ¿Ignacio? ¿Hugo? — Me pregunta y niego.

—Elían, que no estoy enamorada de ninguno de ellos ni de Federico. Deja de ser tan insoportable. — Le pido y no sé si me gusta más cuando se comporta así como un niño, o si siento ganas de ahorcarlo.

—Lo intentare. — Dice entre risas. —Lo único, por favor te lo pido no te metas en problemas con ese vestido. — Me pide y realmente a veces tengo la esperanza de que él se sienta atraído por mí, pero sé que no es así. Él siempre se ha comportado de esta manera conmigo. Según él, es su manera de cuidarme, de quererme, de ser ese amigo que está siempre.

En cambio, yo, estoy deseando que detenga este elevador y me acorrale contra la pared para besarme hasta dejarme sin aire. Siento este gran impulso por intentar seducirlo y ver si reacciona, pero es totalmente incorrecto. Él no es tan solo mi mejor amigo y mi jefe... Él es el futuro esposo de mi mejor amiga y no tengo el valor de traicionarla.

Intento no mirarlo. No quiero que me ganen estas ganas que tengo por colar mis manos en sus hombros y llevar una de sus manos al final de mi espalda para que levante este vestido...

«Basta Lara... Deja de torturarte.» intento convencerme.

El elevador hace su justa parada en el lobby del hotel y cuando las puertas se abren yo siento que vuelvo a respirar. Salgo rápidamente de esa jaula de pensamientos en las que se habían convertido esas cuatro paredes y me junto con los chicos de la producción que me miran sorprendidos mientras silban haciéndome reír.

—¡Hey, me la respetan! — Exclama Elían y lo mato con la mirada.

—Chicos, vamos... no le hagan caso que está un poco estresado por la boda. — Bromeo mientras salimos del hotel todos juntos y nos subimos a la furgoneta.

[...]

El sitio está lleno de gente, el área privada está un poco más tranquila, pero así todo cuesta ir hasta la barra para pedir algo. Intento caminar entre la gente hasta que finalmente llego a la barra y pacientemente espero a que alguien me atienda. —Hola guapa. — Escucho que me dice alguien y al darme la vuelta me encuentro con un hombre de cabello negro y ojos del mismo color. Su tez pálida resalta todos sus rastros y su sonrisa es impecable.

—Hola.— Digo de manera borde y luego sigo en lo mío. La verdad es que no tengo ganas de hablar con extraños. Mucho menos tengo ganas de jugar a la chica sexy para pretender nada. Solo quiero una noche tranquila donde el gin-tonic que acabo de pedir me ayude a olvidarme un poco de toda la mierda que me ha pasado en estos últimos meses.

El bar tender finalmente me entrega mi trago e ignorando al hombre de cabello negro que insiste en saber mi nombre, regreso donde están los chicos. Casi todos han encontrado con quien bailar a excepción de Hugo, que diría que es el más serio del grupo, y Elían que por obvias razones no se va a meter con cualquier mujer que encuentre por aquí.

Me acerco a ellos con mi trago en mano y me detengo justo frente a los dos —¿Y ustedes dos señores? ¿Acaso son los aburridos del grupo? — Pregunto a modo de reto y se sonríen.

—Disculpa, no me has dicho tu nombre. — Escucho esa voz otra vez preguntándome.

Respiro profundo, y me doy vuelta para verlo —Seguramente ha de haber sido por algo. Lo siento, no es nada contra ti...— Le digo de manera sarcástica y él se marcha.

—Pobrecito...— Bromea Elían y ríe.

—Me has dicho que no me metiera en problemas con este vestido, sigo tu consejo. Ahora te toca bailar conmigo. — Le reto y una enorme sonrisa se dibuja en su rostro.

—¿Me vas a hacer quedar en ridículo? — Me pregunta poniéndose de pie y niego.

—Los pasos que sabes te los he enseñado yo... vamos, que siga la lección. — Le reto y sin más él toma mi mano hasta hacer que lleguemos a un espacio algo libre donde podemos bailar.

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