Capítulo 128

Amaris miró la cara traviesa de Anna mientras ella apartaba la solapa de la tienda. Amaris agarró el hombro de Anna y la hizo retroceder.

—¡NO! No quiero asustar al guardia. Probablemente le daría un infarto al pobre. Además, está aquí para protegernos. ¿Por qué iba a molestarle? Intentemos de nuev...

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