Capítulo 66

—¡Hola chicos! ¿Cómo están? —Una voz familiar resonó en sus cabezas—. ¡Oh Dios mío! ¡Amo Grecia! ¡Nunca van a adivinar qué!

Silencio.

Sobresaltados, Amaris y Lyle se separaron rápidamente. Lyle se levantó del suelo junto a la cama y Amaris agarró una almohada y rodó para cubrirse. Ambos respiraban...

Inicia sesión y continúa leyendo