Capítulo 9

Massimo

Mis expectativas para esta noche son altas. Sé que puede ser peligroso invitar al padre de Maddison a mi casa, pero me gusta el peligro y tener a Maddison y a su padre en mi hogar me excita.

Al principio no estaba muy seguro de invitarlos a ambos, pero quiero saber cómo resulta todo esto y quiero saber si puedo fingir frente a Matthew.

Estaba muy ansioso antes de su llegada. Las mujeres del servicio dejaron mi casa reluciente y la cena estaba casi lista. Esperé en silencio hasta que sonó el timbre y cuando abrí la puerta, lo único que captó mi atención fue Maddison. Ese vestido le quedaba increíble.

Me hizo querer follarla ahora mismo.

—Buenas noches —dije al verlos.

Matthew sonreía feliz de estar aquí mientras Maddison miraba todo el lugar con un toque de sorpresa en su rostro.

Sé que el dinero no la deslumbra porque su familia es adinerada, pero mi casa parece una mansión y eso la dejó sin palabras.

Le tendí la mano para besarla y no pude resistir decirle lo hermosa que se veía. Maddison estaba nerviosa y no podía ocultarlo.

—Esta casa es increíblemente grande y hermosa —dijo.

—Gracias —respondí.

Nos sentamos todos a la mesa y esperamos a que sirvieran la comida.

Matthew comenzó a hablar de negocios, pero no le prestaba mucha atención ya que mis ojos estaban en su hermosa hija.

Ese vestido me estaba matando y ese escote solo me hacía querer chuparle las tetas.

—Tienes una empresa, ¿verdad? —preguntó el padre de Maddison.

—Así es, de hecho son varias, pero aquí en Seattle está la principal.

—Genial. ¿Están contratando aprendices?

Maddison gesticula a su padre y sacude la cabeza rápidamente.

Creo que entiendo lo que Matthew quiere decir.

—Sí. ¿Por qué?

—Papá —lo advierte Maddison.

—Sé que puede sonar un poco atrevido, pero ¿podrías considerar a Maddison como candidata para trabajar en tu empresa?

Sonrío.

Maddison me mira fijamente.

—Hay una vacante, en caso de que estés interesada.

—¡Sí! A ella le encantaría —respondió su padre.

—No es necesario, yo puedo...

—No te preocupes Maddison, es un honor tener a la hija de mi mejor amigo trabajando para mí.

—¿Ves? Te dije que era genial —dice Matthew a su hija.

—Ve a la oficina cuando puedas, dame tu número de teléfono para enviarte la dirección y estar en contacto.

Ella sacude la cabeza ligeramente y sé perfectamente lo que está pensando. Sé que mentalmente me está insultando y maldiciendo.

Hace lo que le pido y me sorprende que también pueda fingir tan bien.

—Gracias —digo.

Maddison suspira mientras se concentra en comer. Evita cualquier tipo de conversación incluso cuando intento integrarla en la charla.

A veces toco su pierna con mis pies y aunque me advierte con la mirada que me detenga, no lo hago.

Cuando terminamos la comida, los invito a tomar una copa de vino y Matthew acepta felizmente. Ambos recordamos tiempos en la universidad y compartimos nuestras anécdotas de todas las cosas que hicimos cuando éramos jóvenes.

Maddison se mantiene callada todo ese tiempo. Por lo tanto, trato de entablar algún tipo de conversación con ella.

—¿Qué nos cuentas de ti, algún novio?

Su padre la mira fijamente. Por un momento pensé que diría que está soltera, pero su respuesta me impresionó.

—No tengo novio, pero estoy saliendo con alguien.

—¿Qué? ¿Por qué no lo habías dicho? —preguntó su padre.

—Es complicado —dijo ella.

Sé lo que está tratando de decir con esas respuestas y sé que el hombre con el que está saliendo soy yo, pero no puedo evitar sentir celos.

Me estoy volviendo loco.

—¿Y cómo es él?

—Oh, es guapo y tiene mucho dinero —dice ella, sonriendo.

—Quiero conocerlo —dice Matthew.

Maddison se ríe.

—Cuando sepas quién es, te vas a sorprender, papá —responde.

—Es muy afortunado, eres muy bonita. Cualquier hombre se volvería loco por estar contigo —digo.

Matthew me mira y trata de cambiar de tema.

—¿Te vas a quedar en Seattle definitivamente o volverás a Italia?

Maddison levanta la cabeza rápidamente y me mira esperando una respuesta.

—No tengo planes de irme, por ahora.

—Genial, deberíamos salir más a menudo, recordar viejos tiempos, ya sabes.

—Claro.

—Deberíamos irnos ya, ¿no crees? —dice Maddison a Matthew.

Matthew dice que sí, pero rápidamente notamos que está lloviendo muy fuerte.

—No pueden irse así —les digo.

Hay una tormenta y las calles están resbaladizas.

—Pueden quedarse hasta mañana, hay suficientes habitaciones para todos.

Sé que Maddison está aterrada de quedarse en mi casa mientras su padre está aquí. Ella piensa que su padre va a descubrir que algo está pasando entre ella y yo.

—No creo que sea una buena idea, mañana tengo clases a primera hora y...

—No te preocupes, puedo llevarte a la residencia tan temprano como necesites.

—¡Entonces nos quedamos en tu casa!

Les muestro a cada uno su habitación y convenientemente la de Maddison está al lado de la mía.

Matthew me agradece por dejarlos quedarse.

—No te preocupes, es un honor tenerlos aquí —digo.

Voy a mi habitación pensando en la tentación de cruzar el pasillo.

Les ofrecí quedarse por una sola razón y esa es Maddison. La tengo cerca y no voy a perder la oportunidad de follar con ella.

Me estuvo provocando todo el tiempo con ese maldito vestido y es hora de que pague las consecuencias de su rebeldía.

Sé que no está bien y es una osadía de mi parte ya que su padre está aquí, pero no puedo resistir tanto.

Antes de ir a su habitación me doy una ducha rápida.

Salgo de mi habitación poco tiempo después y antes de entrar a la suya me aseguro de que no haya nadie en los pasillos.

Todo está bien.

Toco su puerta y giro la manija que sorprendentemente no tiene seguro.

—Sabía que vendrías. Eres un poco predecible, ¿lo sabías?

La luz tenue apenas me deja ver el cuerpo desnudo de Maddison en la cama.

—Qué atrevida eres —digo con una sonrisa en el rostro.

La maldita me está provocando.

Se levanta y camina con pasos lentos hacia mí.

—No puedo resistirme si eres tú.

Maddison coloca sus manos detrás de mi cabeza y me besa sensualmente.

—Quiero que me tomes.

No esperaba eso.

—Con gusto —le digo antes de levantarla y besarla.

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