Rumores de cobardes

Él

Cuadré los hombros, ajustando la chaqueta en su lugar. Los guardias fuera del salón ni siquiera me miraron al pasar, sus rostros impasibles, sus cuerpos rígidos.

Tal como lo exigía.

El Consejo no era más que un nido de viejos buitres, frágiles, solos, peligrosos solo cuando se agrupaban....

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