Bésame

Holmes estaba a centímetros de mi cara, con los colmillos brillando y sangre goteando de su barbilla. El miedo cerró mi garganta y no pude pronunciar palabra, aunque quería suplicarle que se detuviera, que no se alimentara de mí de nuevo. No podía soportarlo, el dolor era demasiado.

El dolor.

*El ...

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