Epílogo

Cuatro años y 9 meses después...

—¡Lilia, no corras tanto que te puedes caer! —exclamó una mujer castaña de ojos azules.

Su hija estaba cumpliendo cuatro añitos y saltaba por doquier, era muy traviesa para su edad. Oriana en es momento pensó que salió igual de curiosa que su padre. Colocó una mano...