Capítulo 30. El Retorno del diablo

Al día siguiente, mi cabeza era un infierno. Dormí dos horas, con la combinación de la caja fuerte grabada en la memoria y el contrato de Isabella arrugado en mi puño.

La rabia era más fuerte que la culpa. Ella no era la víctima inocente que yo había idealizado. Era una colaboradora en la miseria d...

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