Capítulo 35. Aprendí del mejor

Isabella.

El cristal tintado de la limusina no evitaba la sensación de que todos los ojos del mundo estaban sobre mí. La ciudad era una mancha de luces borrosas mientras nos dirigíamos a la habitación de Fabián.

Estaba casada. El sonido del "Sí, acepto" de Fabián, repicaba aún en el salón vacío y ...

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