Capítulo 104 Le gusto a mi jefe

Al saciarse de una de sus tetas, el pelinegro levanta la mirada al mismo tiempo que muerde su labio inferior para ir a tomar los labios de Daviana una vez más. La sujeta de la curva de su cuello y planta su boca contra la de ella introduciendo su lengua justo en ese instante.

—Dime porque has huido ...

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