Capítulo 2 cogiendo con la empleada II
Giovanni Carter baja de su coche deportivo ingresando por la puerta principal de su empresa, era una prestigiosa firma de bienes y raíces de la ciudad de Denver Estados Unidos y él era un playboy millonario muy codiciado por las mujeres.
No existía mujer que se le resistiera, y las revistas de cotilla estaban llenas de noticias suyas. El detalle era que, él no se metía con cualquier mujer, si no con la que se encaprichaba. Y si una mujer le gustaba tenía sexo con ella, eso no era un problema para él.
Al cruzar el umbral del recibidor de la compañía, se lleva la atención de toda aquella mujer que estuviera presente. Pero no eran de su interés… al encerrarse en el ascensor mira el correr de los números con un poco de impaciencia hasta que llego a su piso.
De inmediato su secretaria lo recibe poniéndose en pie.
—Señor Carter, su reunión con los agentes lleva de retraso media hora. Lo están esperando—dice yendo apurada detrás de él.
—Iré en un minuto…
Cierra la puerta de su oficina en la nariz de su secretaria, toma unas carpetas de su escritorio y se encamina hasta la puerta una vez más. Y allí estaba su secretaria esperándolo con cara de susto.
—¿Qué hace aquí? ¿Por qué no se ha ido a la sala de juntas?
—Es que tiene muchas llamadas.
—¿De quién demonios?
—Muchas chicas, señor.
—No me interesa, bórralas todas.
Avanza hasta la sala de juntas con pasos firmes, siente como su secretaria lo sigue de cerca mientras que él iba decidido a hacer unos cuantos ajustes esa tarde.
El CEO aprieta la mandíbula cuando ingresa en la sala, todos los agentes de alto prestigio que trabajaban en su firma se pusieron en pie no más al verlo.
—Buenas tardes, señor Carter —dicen todos al unísono.
—¿Qué es lo que pido que hagan en mi compañía? Se supone que si están aquí es porque son los mejores en su trabajo, ¿no es así?
—Por supuesto —vuelven a responder al unísono.
—Entonces, ¿porque uno de ustedes no ha alcanzado la meta este mes?
El CEO lanza la carpeta sobre la mesa, ni siquiera se había sentado. Estaba tan cabreado que sentarse no era una opción para él.
Los presentes se miran los unos con los otros, como buscando a la persona responsable del mal humor del jefe.
—Ahora, quiero que me digas James Parker, ¿Por qué demonios no has cumplido con la meta que les he impuesto a todos?
El hombre mayor se le queda mirando seriamente a su jefe, James aprieta la mandíbula al ver la potente mirada azulada de Giovanni puesta en él. Traga saliva y sabe que ninguno de sus compañeros lo podía ayudar en ese problema.
Su compromiso era cumplir con la meta, y como no lo había hecho debía afrontar las consecuencias. Pero su falta estaba justificada, el problema era que a su jefe eso le iba a importar una mierda.
Giovanni Carter era el sujeto más frívolo que existía en el mundo empresarial, nunca le duraba un empleado. Siempre terminaban despedidos tan solo con un mes, y su mes estuvo aprueba y lo fallo.
El detalle era que no podía quedarse sin empleo, le había costado mucho tomar parte del grupo de bienes y raíces Carter, y ahora no lo podía perder.
—Señor Carter, tengo una explicación para eso.
—¿De verdad? ¿La tienes? —el CEO frunce el ceño con ironía —. No creí que la tuvieras, ya que me parece que eres un bueno para nada. Fui muy claro con cada uno de sus puestos, el que no lo lograra la meta se largaba.
—Pero puedo explicarlo.
—Eso no me importa, perdiste una cantidad de ventas y eso no lo tolero. Esas bajas no son aceptables en mi compañía, por algo es la mejor del país, y no voy a permitir que un pendejo como tú me le haga mala reputación.
—Señor Carter, lo que paso es que mi…
—Estas despedido…
Giovanni le dice con tanta frialdad que le heló la sangre al resto de los presentes. Todos miraron a James que observaba a su jefe como resignado. Pero con dignidad asiente y se pone en pie.
—Por supuesto.
El hombre recoge sus cosas y sale de la sala, Giovanni seguía muy cabreado por la incompetencia de su personal. Aprieta la mandíbula y observa al resto de agentes con ira.
—Y esta advertencia va para el resto de ustedes, si no llegan a la meta el próximo mes despídanse de su jugoso sueldo y de este empleo. Inútiles no quiero en mi compañía.
Dichas esas palabras sale de la sala de juntas seguido de su secretaria.










































































































































































