56. Quiero que se lo expliques.

ALAESTER

Una vez que Alice se quedó dormida, me levanté con cuidado de no despertarla. Era hora de arreglar las cosas con el — hijo de puta — que llamaba mi hermano. El imbécil ni siquiera se había molestado en disculparse con nuestra hembra, y eso me estaba poniendo de los nervios.

Caminé por...