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Me llevo la palma de la mano a la frente y suspiro. Tengo mucho por hacer, dios, y no tengo ánimos de nada. Aún así me obligo, hago un completo esfuerzo y ya me pongo en marcha con eso. Al poco tiempo ya estoy iniciando con todo y me acostumbro. De todos modos no tengo de otra.

Pero en un momento, y...