31

Las maletas se entregaron a cada dueño. Axel les hizo saber a las chicas que solo había dos habitaciones, por lo tanto, había que compartir. Marleny dijo que ella no dormiría separada de su hija y de él, ambos voltearon su mirada hacia la otra pareja.

—¿Cómo? No, yo con este engendro del demonio no...

Inicia sesión y continúa leyendo