Solo nosotros dos

Liandra

Mi broma tuvo el efecto deseado, y Petros se deslizó dentro de mí fácilmente, estaba tan mojada.

—Maldita sea, estás tan caliente... —dijo.

Le tapé la boca para evitar que dijera palabrotas, pero me sorprendió sentir el pulso entre mis piernas intensificarse por la emoción de escucharlo...