CAPÍTULO 63

El viento del mar me azota el rostro con una frialdad que me despeja solo a medias. Camino sin rumbo, dejando que mis pies se hundan en la arena húmeda y la espuma se cuela entre mis dedos.

No sé cuánto tiempo llevo caminando, ni hacia dónde voy. Solo sé que necesito estar lejos de esa casa, lejos ...

Inicia sesión y continúa leyendo