Capítulo 19.

El bersaker se quedó inmóvil, la respiración pesada y los ojos encendidos como brasas. Durante un largo instante pareció que volvería a lanzarse, pero finalmente levantó la mano con un gesto brusco, declarando su rendición.

—La hembra es tuya.

Su mirada, sin embargo, era pura amenaza, una promesa ...

Inicia sesión y continúa leyendo