Capítulo 20.

El tímido golpe en la puerta me arrancó del borde del sueño. Un gruñido bajo a pocos metros hizo que abriera los ojos de golpe.

Vi a Markos incorporarse en la cama, parpadeando hacia la puerta como si no entendiera por qué había una osa plantada allí a esas horas. Su gesto fue breve; la incomodi...

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