Capítulo 23.

El sonido de las botas resonaba en el pasillo como tambores de guerra.

Iba al frente, siguiendo a un Berseker de espalda ancha y cuello de toro, mientras dos lobos caminaban detrás de mí, tan cerca que podía sentir el calor de sus respiraciones en mi nuca. Cada paso que daba era una promesa silencio...

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