Capítulo 43.

—¿Estás mejor? —fue lo primero que escuché.

Su voz sonaba ronca, cansada. Parpadeé un par de veces antes de poder enfocar sus ojos.

Asentí, o al menos eso intenté. Markos soltó un suspiro y, con cuidado, me ayudó a incorporarme. Me levantó del suelo con facilidad y me sostuvo por los brazos hasta ...

Inicia sesión y continúa leyendo