Capítulo 46.

El amanecer todavía olía a noche cuando estuve frente a su puerta. Puntual, como había prometido. Toqué una vez y apenas alcancé a retirar la mano cuando la puerta se abrió.

Me quedé quieta.

Lo primero que salió no fue Markos, sino un colchón. Ensangrentado, inservible y dejando un rastro pegajos...

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