Capítulo once

El sueño iba y venía durante la noche, nunca lograba alcanzarlos, seguía escuchándolos decir:

—Anya, despierta a nuestra hermosa hija. El mundo te necesita.

La mujer tenía rasgos de diosa mientras que el hombre tenía la apariencia de un demonio.

—Anya —me estaban sacudiendo suavemente—. Anya, ¿está...

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