32. La carta final

Amy caminaba hacia la escuela, por preferencia. Sola no porque quisiera, sino porque Marcus había ido a cazar—cosas de alguien con un novio vampiro. Acababa de doblar la esquina donde el olor a pan horneándose envolvía su nariz y le hacía agua la boca, pero la satisfacción del olor pronto fue reempl...