Parte 2

El día afuera, antes hermoso, estaba cargado de nubes negras con relámpagos y truenos que las atravesaban. Una lluvia violenta y repentina caía como agujas sobre todos, obligándolos a buscar refugio. Augusto no se había movido, merecía el castigo, pero el peso de las lágrimas lo hizo caer de rodilla...