68. Mensajes del destino

Después de un refrigerio en el encantador jardín de Lucía, llegó el momento en que el hijo —una vez más— debía dejar a su madre, pero ahora sabía que podía regresar cuando quisiera. No había sido fácil para ninguno de ellos, ni siquiera para Amy, quien acababa de conocer a su suegra, quien le había ...