Solo deseo

—No, mamá, no tienes que hacer esto, olvídalo, por favor.

La voz suplicante de su hija hizo que María quisiera apartarla y darle a Stephen King lo que se merecía esa mañana. Estaba cansada de quedarse al margen y verlo tratar a su hija como le daba la gana. No tenía vergüenza alguna. ¿Es porque no ...