Vete al carajo

—Sí —susurré, presionando mi pecho contra el suyo.

Una mirada de sorpresa pasó por sus ojos mientras se echaba hacia atrás para mirarme—. ¿Sí?

Asentí y respondí—. Sí, ¿tu lugar o el mío?

Les mostraría a él y a todos los demás que, después de todo, era una mujer adulta. Además, solo es sexo, ¿verd...