Epílogo, primera parte

Caminando por el pasillo, traté de no apresurarme. Mi piel aún estaba húmeda por la ducha, me había secado rápidamente con la toalla y ahora estaba lista para lo que Marcus me daría.

—Quiero que te pongas sobre mis rodillas —había dicho él, su voz un gruñido áspero que me hizo estremecer de anticip...