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—Mierda. ¡Doble infierno! —exclamo.

Roxana pone los ojos en blanco—Solo llámalo, no tienes que ser tan dramática.

Trato de recordar si intercambié números con Ryan. Se supone que debe recogerme en menos de diez minutos para la cena de gala. Rápidamente reviso mi lista de contactos hasta que encuen...

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