Capítulo 8

La luz entra por la ventana, envolviéndome como un halo protector. Mis ojos se abren lentamente y gimo, apretándolos con fuerza. La luz del sol es demasiado brillante para mi visión sensible. Mis ojos arden y apenas puedo mantenerlos abiertos más de unos segundos.

—Hola... —murmuro débilmente, con ...

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