Capítulo 50

Subí las escaleras hacia la habitación de Félix. Su puerta estaba entreabierta, así que simplemente entré. Félix estaba acostado en su cama, mirando al techo y escuchando música. Cuando me vio entrar, frunció el ceño y se dio la vuelta.

—Hola —dije suavemente—. Sé que estás enojado, pero realmente...

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