Capítulo 52

Alcanzó el cigarrillo que tenía en la mano. Se lo entregué y él dio una calada. Hizo una mueca. —Es dulce.

Me reí. —¡Es de menta!

Él sonrió, negando con la cabeza. —Sigues siendo una niña, Flora.

—¿Qué? —sonreí—. ¿Porque me gustan los cigarrillos de menta? No creo que a los niños les gusten los ...

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