Capítulo 76

La mañana se desvaneció en una neblina de agotamiento. Felix permanecía invisible, su ausencia era un eco hueco en la mansión. La culpa me carcomía, más punzante que el hambre. No podía ignorarlo más, no así. Me consumía la necesidad física de verlo, de ver su rostro. De encontrarme con él.

Miré p...