Capítulo TREINTA Y DOS

—Dios... Me siento tan llena. Oh, por Dios, creo que mi estómago podría explotar en cualquier momento —se quejó Alexia al entrar en la habitación del hotel que comparte con Aaron.

—Si mal no recuerdo, te advertí que dejaras de comer. Pero no, te negaste —dijo Aaron caminando detrás de ella.

—¿Podr...

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