29. Piscina sangrienta

A las tres de la tarde, las puertas del quirófano finalmente se abrieron. Un doctor salió, quitándose la mascarilla. Al ver su rostro solemne, mi corazón comenzó a latir con fuerza. Mis ojos se fijaron inmediatamente en los suyos, tratando de descifrar las noticias que estaba a punto de darme.

El d...

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