#12

Él me miró con asombro. ¿O era orgullo? —Eres increíble— afirmó, aún mirándome, con ojos de reverente admiración. Levanté una ceja. —¿No tienes miedo de lo que soy capaz?— repliqué. —Puedo sentir tu alma, querida, y si lo intentas, tú también puedes sentir la mía. Desde que te vi en las cascadas, he...

Inicia sesión y continúa leyendo