Odio inexplicable

Belinda

Diego no está enfadado sino furioso al leer la carta de renuncia que acabo de redactar y le entregue en sus propias manos.

Estoy asustada porque su mirada asesina se transformó en una carcajada. Dos segundos después automáticamente destrozó la carta en mi presencia.

—¿Quieres un aumento? ...

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