32. No vayas a esa fiesta

Damon observó cómo su hermano salía de su habitación con una gran sonrisa en el rostro.

—¿Amigo, ya estás despierto?

Luego notó que la erección de Héctor se marcaba a través de sus pantalones. Héctor siguió la mirada de su hermano hacia su entrepierna y también lo notó.

—Bastante —respondió agarr...