Su castigo

GEMMA

Nana Emilia me detuvo cuando estaba a punto de salir de la cocina.

—Niña, ¿vas a estar bien sola? —me preguntó con preocupación en los ojos.

Asentí con la cabeza y fingí una sonrisa.

—No se preocupe por mí, señora, estaré bien —la tranquilicé.

Ella asintió y me dedicó una dulce sonrisa. D...

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